Tras secuestrar a un testigo y agredir físicamente a un sacerdote, Brad es llevado a juicio y consigue la ayuda de Denny y Shirley para que le saquen de la cárcel. Mientras tanto, Alan está ocupado con los problemas financieros de su secretaria cuando la compañía de su tarjeta de crédito le cobra unos intereses ridículos que la endeudan en 50.000 dólares.