Thomas fue una vez conocido como un joven prodigio del tenis, pero nunca tuvo la carrera que esperaba. A los 37 años, a pesar de su deterioro físico y su rodilla rota, decide competir en las intensas rondas clasificatorias del Abierto de Francia en Roland-Garros para un último intento de gloria. Aunque su esposa Eve y su madre Judith le aconsejan que se rinda, Thomas empuja obsesivamente hacia adelante. Tendrá que luchar contra sus propios demonios y, en última instancia, se enfrentará a un joven jugador decidido que le recuerda a su yo más joven.